Los inmigrantes avistan la Estatua de la Libertad, en el filme America, America de Elias Kazan |
América, América de Elias Kazan es una épica al
estilo homérico. Una peregrinación hacia un lugar y un sentir, hacia la madurez
de un joven que buscar nacer de nuevo para borrar los pecados originales de ese
viaje. El viaje en América, América
es también la metáfora de un viaje interno, del viaje de un personaje
solitario, Stavros, que quiere encontrarse a si mismo y convertirse en hombre.
Es un viaje que se sucede entre pasajes y paisajes, en grandes negros y blancos,
que golpean al atormentado joven griego que busca comenzar su futuro en America.
Durante toda la película Stavros persigue America, de la que nada conoce, como un
ideal. America se presenta como una idea indefinida, imprecisa, nebulosa, vasta,
que en si misma fuera la cura y causa de sus males, como si solo pisar su suelo
pudiera librarle de los demonios del interior, y así parece que no estuviera
persiguiendo un sueño sino que el sueño le persiguiera a el.
El film termina con la
arribada al puerto del destartalado vapor. Mezclados y apiñados inmigrantes de
tercera y pasajeros de primera clase sobre la cubierta, aúnan sus gritos, coreando
eufóricamente “America! America!”, como una letanía redentora, saludando a la
Estatua de la Libertad que los recibe en la bruma de la primera hora de la
mañana, alzada la antorcha “que ilumina
el mundo” entre la niebla, avivando el ideario romántico de aquellos parias
inmigrantes que huían de los rigores y sistemas del viejo continente.
La rigidez del viejo mundo se difumina paulatinamente hasta
terminar por desaparecer al llegar a las fronteras de este otro nuevo, surgido
como contraposición al antiguo y como alternativa liberadora al pesado peso que
la historia ejerce en nuestras formas, sociales, de pensar, de sentir, de vivir
y de soñar. Apartando el pasado, para poder abrazar dos poderosas promesas de futuro; libertad
y búsqueda de la felicidad.
Marcos teoricos
Para abrazar estas bondades futuras, a cambio, aquellos inmigrantes deberan pagar con su lengua, su apellido, su religión, sus costumbres, su pasado y su historia. Por ello, no es posible
comprender la vida en el nuevo mundo si uno no conoce el significado, el precio
y el valor de la libertad y la felicidad por la que paga.
Libre y libertad son dos
conceptos distintos, y confundir ambos seria no entender en su profundidad la
idea de libertades que conforma la filosofía liberal y utilitarista planteada en
su forma mas moderna por John Stuart Mill y que ha marcado a fuego la
personalidad de este continente, este país y este siglo.
"La única parte de la conducta de cada uno
por la que él es responsable ante la sociedad es la que se refiera a los demás.
En la parte que concierne meramente a él, su independencia es, de derecho,
absoluta. Sobre sí mismo, sobre su propio cuerpo y espíritu, el individuo es
soberano".
Con estas palabras,
definía John Stuart Mill en su Sobre la Libertad, el principio
que define el concepto de libertad de nuestro siglo. Esto es, libertad individual.
Cada persona es por sí misma suficientemente racional para poder tomar
decisiones acerca de su propio bien y elegir asimismo la religión que le
plazca. El gobierno solo debe intervenir en tanto se trate de la protección de
la sociedad.
Asimismo, en su Utilitarismo, afirma Stuart Mill, que la
felicidad es deseable y lo único deseable como fin en sí, siendo todo lo demás
únicamente deseable como medio para este fin.
Descubriendo el sueño
americano
La segunda frase de la
Declaración de Independencia de Estados Unidos desarrolla estos dos conceptos,
libertad y felicidad como valores máximos, estableciendo que “todos los hombres han sido creados iguales”
y están “dotados por su Creador de
ciertos derechos inalienables”, los cuales incluyen “el derecho a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad”.
Establecidas la libertad
individual y la búsqueda de la felicidad como coordenadas principales del
sistema del nuevo mundo, el sueño americano se materializa poco a poco en los puntos que unen la línea
de la prosperidad, que dependerá
de las habilidades de cada uno y de su trabajo, y las oportunidades de cada cual se corresponderán a
sus capacidades o a su rendimiento y no vendran marcadas por un destino rígido, dictaminado
por la jerarquía social.
Pero América como ideal y América como Estados
Unidos, son dos conceptos distintos. Y el suenio americano es distinto del suenio estadounidense. Por ello, quizás, para comprender Estados
Unidos, sea necesario trasladarse a cualquier pequeño pueblo de Alabama, donde
poder observar como un antropólogo, esta sociedad joven. Pero para comprender el suenio americano, el de aquellos inmigrantes que llegaron hacinados a la isla de Ellis, que no es sino el suenio universal de buscar la felicidad, de dejar atras viejas estructuras y avanzar, para comprender America como respuesta a la rigidez del continente, como producto historico de rechazo a Europa, como refugio de desterrados, aventureros,
hambrientos o perseguidos, deseosos de dejar atrás su pasado, ya
fuera glorioso o difamante, como oasis de ambiciosos o visionarios, quizas, para ello, el mejor lugar sea Nueva York, una ciudad construida con la argamasa de identidades individuales, con su crisol de barrios y culturas que no buscan fundirse, en este extranio fenomeno de coexistencia pacifica sin integracion, cargada de energias, de casi 20 millones de personas, que están aqui buscando su sueño. Puede que eso sea, sin embargo, lo que a todas una, que todas sueñan, porque en este pais joven, lo unico que no esta permitido, es no tener uno y no pelearlo.
Y como una mas de esos tantos millones,
llego yo, buscando el mío. Y digo buscar, porque ni stuart mill, ni la constitucion americana ni ningun libre pensador que aboga por esta busqueda se ha atrevido a decir que es la felicidad, y por ello es una busqueda, un reto, porque cada uno debe llenarla de contenido y significado a su manera.
" Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo. Ni siquiera
yo, ¿vale? Si tienes un sueño, tienes que protegerlo. Las personas que
no son capaces de hacer algo te dirán que tú tampoco puedes. Si quieres
algo ve por ello y punto. "
Dialogo del film, En busca de la felicidad
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