jueves, 6 de diciembre de 2012

PASION EN KENIA: SAFARI EN EL LAGO NAVASHA




Muthaiga Club

- Esta usted casada o vive en Kenya?

Chiste britanico que viene a decir que en Kenya es el único lugar del mundo donde alguien se puede enamorar impunemente.

Tintinea el hielo en nuestras copas de ginebra mientras se derrite poco a poco bajo el caluoroso sol de Nairobi, en la elegante terraza rosada y blanca de Muthaiga, mientras suena de fondo la suave cadencia de las notas del swing. Indolentes, contemplamos perezosos la soleada manana sin pensar en nada como si fueramos hedonistas del happy valley.

Nos ha invitado nuestro amigo de Nairobi, Rupert, kenyata mzungu de pasaporte britanico y corazon africano, que con 29 anios y al frente de su propia compania electrica ha hecho de anfitrion de lujo durante nuestra estancia en Nairobi.

- Rupert: Estaba pensando que podiamos cenar en casa de mi amigos en el lago Navasha, atravesando el valle del Rift. El atardecer es espectacular. Que os parece? No seria mal plan..

Victoria y yo nos reimos dandole a entender que no seria ningun mal plan.

- GSC: Rupert, que querian decir cuando preguntaban si estaban casada o vivian en Kenya?

- R: Se referian a que el hecho de estar casada no se tomaba muy riguroso en Kenya, ya que una cierta parte de la sociedad elitista que residia en Kenya, conocidos como el "happy valley set", que vivian en el valle del Rift y participaban a menudo en orgias y fiestas desmedidas. Y calmaban su aburrimiento en el exilio con numerosas intrigas amorosas. Como en la pelicula "pasiones en Kenya".

- GSC: y ya se ha acabado?

- R: (risas). Bueno, no lo se. Pero fue una epoca dorada. Ahora somos mas convencionales. O quizas ahora ya no nadie se escandaliza por nada.

Rupert se quita los zapatos que ha tenido que usar para entrar en el Club y se pone sus botas de safari. Salimos de Nairobi en direccion a Navasha, y comenzamos a descender la sinuosa carretera que nos lleva al Valle del Gran Rift. La cordillera que atraviesa Kenya, Tanzania y Uganda.

El Gran Valle del Rift

En el camino Rupert nos cuenta que probablemente durante las elecciones pase unos dias en algun resort de la playa. No es seguro Nairobi, las elecciones siempre causan problemas. Ya esta acostumbrado y no lo cambiaria por nada.

Avanzamos lentamente, esquivando los camiones volcados sobre las laderas del precipicio que desciende el Rift. Mientras contemplamos extasiados el arido paisaje. Rupert nos explica los graves problemas de la sequia y la superpoblacion en Africa, ya que, las familias, con mas de siete hijos de media y sin medios, se enfrentan en unos anios a unos problemas de abastecimiento insuperables. Y entonces Rupert tendra que emigrar, porque cuando la gente no tenga que comer, Nairobi sera una ciudad imposible. Condenada a la destruccion. Intento entender sus palabras, cuando todavia no he podido olvidar la idilica imagen del gintonic bajo las acacias.Su mayor preocupacion es que lo secuestren, que cojan su telefono y llamen a su madre pidiendole medio millon de dolares. Pienso que, durante cuatro anios, mi gran miedo era que hubiera dobles espacios, margenes sin justificar y errores tipograficos en alguno de mis contratos.

Dios mio. Europa, que irreal te has vuelto. No te conozco, eres una extrania para mi. Lo sere yo para ti?

 Dos horas mas tarde, bordeamos el lago Navasha, en direccion al palacio de los espiritus. la propietaria me cuenta que el palacio es una copia de un palacio sevillano, ya que sus antiguos propietarios, enamorados de Espana, habian residido en el durante muchos anios. Y me rio y le digo que yo soy de Sevilla, y que sin embargo estoy enamorada de Kenya. O quizas, como en el relato de Coelho, el Alquimista, el pastor tarifenio que va hasta las piramides de Egipto en busca del tesoro con el que suena, y alli se le rebela, que el tesoro descansa bajo el arbol donde pastan sus ovejas en el campo gaditano.

El palacio de los espiritus nos recibe con sus almenas blancas y sus palmeras, con sus salones moriscos y su patio andaluz. Es la copia kenyata de la Hacienda Torre de Dona Maria. Anoto mentalmente hacer seguimiento de que aristocratas ingleses alquilaron la hacienda y poderles mandar a los propietarios la historia de su casa para agradecerles el vino.

Los amigos de Rupert insisiten en que bajemos al lago a hacer picnic para que podamos ver atardecer entre las bandadas de flamencos, antes de la cena.

En silencio, contemplo la hoguera improvisada que hemos creado en las orillas para espantar a los hipopotamos, mientras nos tomamos un vino blanco y la duena de la casa practica su espaniol conmmigo. Les confieso que nunca he visto un espectaculo similar al atardecer en Navasha. De colores morados y rosas imposibles. Dificil de olvidar.

Uno de ellos le pide a Rupert que encienda las luces del coche, ha visto salir un par de hipopotamos del agua y no sabe si el fuego sera suficiente para espantarlos. Pego un salto y me meto en el coche. El hipopotamo es el animal que mas muerte ocasiona en Africa. Es rapido, es inmenso y se enfada con facilidad. Ken, el duenio de la casa se rie.

-Ken: Es la primera vez que ves un hipopotamo?
-GSC: Si, lo siento. Me he asustado.
-Ken: No pasa nada. Ahora haremos un safari de noche mientras terminan la cena para que veais muchisimos hipopotamos.

Cuando el sol se esconde recogemos la hoguera y Ken nos lleva con su coche bordeando el lago y vemos salir mas de veinte hipopotamos que se esconden entre los arboles, corren de nuevo al lago cuando los deslumbramos o se adentran en el bush. De camino las huidizas cebras corren a nuestro lado y apagamos las luces para que se acerquen las inmesas jirafas masais, una variedad kenyata, mucho mas alta que la variedad tanzana. En la carretera todavia esquivamos hipopotamos que cruzan pesadamente. Rupert nos cuenta que la ultima vez que estuvo en el lago se estampo contra una cebra.

Bajo el techo artesonado de la varanda del palacio de los espiritus, tomamos la cena de somosas y pollo hindu con arroz, en silencio, perdida nuestra vista en el lago que se extiende ante nosotros. Nos cuenta que no cambiaran kenya por nada, aunque todos han estudiado en Suiza o en Inglaterra. Pero que no comprenden la vida europea, llena de preocupaciones innecesarias que quitan el tiempo para solucionar las cosas verdaderamente importantes. Y les doy la razon y comprendo que no puedan vivir alli, aunque en cada eleccion tengan que exiliarse. Rupert nos previene del dudu africano en el lago. Dice que quien ha visto el atardecer sobre Navasha ya no puede dejar de volver. Y yo pienso que ya es tarde. Que ya tengo el dudu.

Atardece en Navasha

De vuelta a Nairobi, casi a las dos de la manana, atravesamos el valle del Rift entre la espesa niebla de la noche y la lluvia incesante. Dormiremos poco porque el taxista nos espera a las seis de la manana para llevarnos al autobus. Tampoco puedo dormir pienso, quiero pasar la noche recordando cada momento en Nairobi, para no olvidarlo mas.

Cuando nos despedimos Rupert nos pregunta si nos volvera a ver y le contesto que si. Sin pensarlo. Volvere a Nairobi. Ya se que tengo el dudu y que no puedo remediarlo.





YO TENIA UNA GRANJA EN AFRICA, AL PIE DE LAS COLINAS DE NGONG






"I had a farm in Africa at the foot of the Ngong Hills..."
 -
“Yo tenia una granja en Africa, a los pies de las colinas de Ngong”
Karen Blixen, Memorias de Africa

El sol de Nairobi nos despierta temprano. Me levanto de un salto y, como siempre he hecho, sea camping, hostal o suite de lujo, salgo de la tienda completamente vestida en direccion a las duchas comunitarias que han dejado de tener misterio para mi.

Nos recoge temprano nuestro taxista, al que hemos elegido como conductor de confianza en Nairobi. Hemos cerrado con el el precio de todo el dia. Nuestra primera parada es la casa de Karen Blixen, al pie de las colinas de Ngong.

Casa de Karen Blixen
Vista desde el jardin de las colinas de Ngong

"Yo tenia una granja en Africa, al pie de las colinas de Ngong..." Asi comienza el famoso libro de la autora Karen Blixen, su libro Memorias de Africa en el que relata los veinte anios que paso en Kenya, cultivando cafe en su finca a las afueras de Nairobi. Enamorandose de esta tierra indomita y salvaje. Creando en su finca escuelas de primaria y secundaria y pagando la hospitalizacion de sus trabajadores enfermos. Luchando contra la mentalidad colonialista de su sociedad. Viviendo al mismo tiempo una vida intensa, de amores fugaces y duraderos. Usando dos sombreros, uno sobre otro, porque pensaba que el sol africano podria derretirle el cerebro. Pintando, escribiendo y cultivando cafe. Transmitiendo en sus lineas una idealizacion del Africa colonial de entreguerras que perdura en nuestro imaginario occidental y que, inmortal, hace que, cuando se evoque Africa, casi involuntariamente, se pronuncia "Yo tenia una granja en Africa..."

Al pie de las colinas de Ngong, llamadas asi porque en masai, Ngong significa "nudillos", y esa es la forma que parecen imitar las colinas que aparecen detras del jardin de Karen Blixen, Victoria y yo comenzamos nuestra visita a Nairobi. La casa de Karen blixen, no nos defrauda. Exactamente igual que la reproduce la mitica pelicula de Meryl Streep, el visitante tiene la impresion de encontrarse en algun lugar que le es tremendamente familiar.

Cuarto del Baron Von Blixen

Cuarto de Karen

Si bien, la maravillosa mosquitera usada en la pelicula, es el unico detalle que no es cierto. Ya que, en Nairobi, no hay mosquitos, y no era por tanto necesaria. 

No defrauda tampoco el hecho de que la casa se encuentre libre del merchandising occidental. Y lo unico que puede comprarse es el libro o una postal. Me alegro de no ver tazas que digan I love Karen. Ninguna decoracion navidenia interrumpe el sobrio estilo de la terraza. Y pienso que en Europa, nos ha devorado el consumismo.

Terminamos con un café en el Karen Lodge, y comprendemos porque se arruino cultivando café. El café es duro y amargo. Pero estamos contagiadas del espiritu de Karen Blixen y nos sabe a tiempos coloniales.

Seguidamente paramos para hacer las compras que quiere Victoria en uno de los centros comerciales en la Ngong road.  Como en cada sitio en el que entramos en Nairobi, la policia comprueba que el taxi no lleva ninguna bomba y nos registran. Luz vede. Nairobi se encuentra en tensa confrotacion con su vecina Somalia y estan bajo amenaza de Al-shabaab, el grupo terrorista que domina la pirateria arabe en el cuerno de Africa. Poca broma. Entendemos el exhaustivo registro.

El centro commercial es una mezcla africana y occidental, solo la decoracion de solitario abeto navidenio cargado de guirnaldas de muerdago rojas y velas doradas que se derriten bajo el sol ardiente nos recuerda que, en alguna parte del mundo, es navidad. Por primera vez, en cuatro meses, vemos tiendas y las recorremos todas alucinadas.

El taxista nos acerca al Museo Nacional de Nairobi, constuido sobre una colina y que muestra la historia de Kenya, desde las primeras incursiones arabes en busca de esclavos negros, la colonizacion inglesa y su independencia, siendo Nairobi el eje central de Kenya. La ciudad fue construida como una ciudad en la línea de ferrocarril entre el estratégico puerto de Mombasa, en el Océano Índico y Kampala, en el lago Victoria. El nombre de la ciudad proviene de su cercania al rio, y asi se la conoce por Enkare Nyorobi, en masai, Nairobi.





"It is not uncommon for a country to create a railway, but it is uncommon for a railway to create a country."
-

"No es infrecuente para un pais crear una linea de tren, pero es muy poco comun para una linea de tren crear un pais"

Con estas palabras, define Sir Charles Elliot, la curiosidad de la creacio de la ciudad y la importancia que tuvo esta como centro de rebelion y de lucha en la indenpendencia contra los ingleses.

Nos dirijimos despues al centro de la ciudad. Un conglomerado de rascacielos de aire setentero, con formas trapezoides, octogonales…conforma la ciudad financiera, con reminiscencias al downtown neoyorkino, pero con un indudbale sabor africano.

De alli nos dirijimos al inmeso barrio de Kibra (Kibera), las famosas chabolas que atraviesa la protagonista del "Jardinero fiel". Kibera se extiende sobre una de las colinas de Nairobi, cerca del aeropuerto de Wilson. Nos asombra encontrar videoclub, escuelas y hasta pequenas clinicas, todas en la construccion tipica de uralita y adobe de chabola. 

El barrio de kibera, sobre las colinas de Nairobi


No osbtante, Tanzania es uno de los paises mas pobres. Las chabolas de Arusha, sin luz y sin agua, iluminadas apenas por el keroseno son mucho mas pobres, y no nos sopreden las famosas slums kenyattas, si bien es cierto que en Nairobi, Kibera se extiende hasta el infinito. Y pienso en nuestra navidad occidental y nuestros adornos. Y pienso que hace mucho que no veo ningunos. Y recuerdo las calles atestadas de luces de Nueva York en Navidad. Atestada de tiendas y de gente comprando sin parar. Y por alguna razon me gusta no verlos en Africa, porque se me aparecen ahora, terriblemente artificiales, frente al mundo real que se extiende ante nosotros.

Sentadas en el resturante mas famoso de Nairobi, el Carnivore, con un bufet de mas de treinta tipos de carne exotica, nos reimos cuando el camarero nos ofrece como entrante testiculos de toro. Seguidamente pasan las bandejas de cocodrilo en salsa de ajo. Impresionante.Y asi, se suceden las carnes de avestruz, pavo, terneras, cabras, pollos...Llevamos todo el dia sin comer reservandonos para el gran momento y nos miramos felices de haber resistido. Victoria me confiesa que comer tanta carne le hace sentirse terriblemente masculina. Yo llevo cuatro meses sin probar apenas mas que el pollo porque la carne tanzana es absolutamente dura e imposible de masticar y me alimento a base de aguacates y arroz. Soy una carnivora de corazon y mientras contemplo los fogones al rojo vivo, lloro de emocion saboreando la carne de cocodrilo.

Fogones de Carnivore


De fondo, la cena es interrumpida por los camareros que cantan entre las mesas la cancion de bienvenida africana

Mambo, Hujambo mwana,
Asante, Karibu sana,
Habari gana? Nzuri sana!
Hakuna Matata, Hakuna Matata”


Mambo, Hujambo Mwana...Nos montamos cantando todavia la cancion sin podernos creer que llevamos dos horas comiendo, en direccion a nuestro barrio, Karen, donde estan los locales de moda. Salimos a “Talisman” y “Que pasa?” 

De repente, cambia la cancion y suena en los altavoces en espaniol “Johny, la gente esta muy loca!!!!!! Viva la fiesta!! Viva la Fiesta!!”,  y bailo como una loca abrazada a Victoria al ritmo de la musica espanola. No me lo puedo creer. Es una de mis canciones favoritas. Me recuerda a un gran amigo mio. Intento buscar el wifi del bar para mandarle un email contandole que estan poniendo la cancion en Nairobi, pero no hay red. Ya se lo contare si lo veo, pienso.

En la discoteca hemos quedado con nuestro contacto en Nairobi, Rupert, que es el hijo de uno de los amigos de Morris, y nos invita manana a tomar una copa al Muthaiga Club. El exclusivo club de Nairobi, cuyas paredes silenciosas han sido testigos de las famosas fiestas de orgia y champagne de los aristocratas mzungus de los sesenta, cuya barra del bar sigue restringida a las mujeres. Solo Karen Blixen ha sido invitada a una copa alli.

Rupert, despide a nuestro taxista e insiste en llevarnos el cuando termine la fiesta. Y bailamos en un bar de verdad, despues de cuatro meses en la selva bailando en una pista sobre las palmeras y le contamos a Rupert que nos resulta increible una barra iluminada con bebidas en un aparador y musica mzungu. Y bailamos en la noche nairobita sin parar.

Cuando llegamos al hostal, atravesando la carretera de barro, vadeando los inmensos charcos que cubren el todoterreno de Rupert hasta pasadas las ruedas descubrimos que nuestra ropa esta completamente humeda de la lluvia incesante de esta noche. Camino de la tienda, saltamos por encima de las ranas que la lluvia ha sacado del estanque. La ciudad de las aguas frescas, no cabe duda.

De nuevo, la lluvia martillea constante nuestra tienda humeda, como nuestro saco y nuestros pijamas, mientras que fuera las ranas croan incesantemente, y de nuevo, a pesar de todo, nos quedamos dormidas en cinco minutos.

EL CAMINO DE NAIROBI



Skyline de Nairobi


El calor intenso del verano africano nos envuelve en el pequeno autobus que traquetea por la carretera de Nairobi, atravesando a treinta ocho grados la savanna, en una linea recta que se pierde en el horizonte. 

El camino de Nairobi


Sobre el techo resuenan las maletas que estan colocadas en la vaca atadas con una cuerda y cubiertas con un plastico. Descubro las cortinas de la ventana para poder perder la vista en el paisaje que se extiende ante nosotros, de arbustos dorados, acacias y sol ardiente, interrumpido solo por el color vivo de las mantas azul electrica y rojas de los masais que guian el ganado con sus palos, por los ninos que cruzan la carretera jugando, por los mercados atestados de los pueblos que pasamos y por las bomas masais con sus techos de paja, aisladas en este paisaje desertico. Pierdo la vista entre la multitud de acacias que se extienden a ambos lados de la carretera y pienso que es un lujo tener este paisaje solo para mi durante seis horas. Y pienso en como sera Nairobi. Se me aparece como una ciudad en mitad del desierto, de la nada. Una mezcla extrana de rascacielos y chabolas. Pero el nombre me gusta. Nairobi, la ciudad de las aguas frescas, en lenguaje masai.


Nuestro autobus


No deberiamos venir, el viaje no ha sido autorizado pero, al mismo tiempo, en la morgue de Arusha se encuentra el tercer cuerpo de mujer mzungu en lo que va de anio, desfigurado, violado, muerto a machetazos con un panga, en suajili, un cuchillo. Es mas corto que una espada, pero mas largo que un cuchillo, en torno a los 30 centimetros de largo y de venta libre. Que llevan colgado a la cintura por la calle, como quien lleva un portatil. Como los dos que tiene mi amiga en el asiento de atras de su coche. Porque no se sabe.

Nuestro autobus va directo desde el Hotel Gacela en Arusha hasta el hotel Hilton de Nairobi, donde Victoria y yo nos dirijimos este fin de semana. Yo tengo que extender la visa y salir obligatoriamente del pais y Victoria algunas compras para regalar, porque aunque aqui no haya luces, ni abetos iluminados, ni mas nieve que la de la cima del Kilimanjaro, en alguna parte del mundo, nuestra calendario nos recuerda que es navidad.

A las tres horas de viaje, llegamos a Namanga, el pueblo fronterizo con Kenya. Bajamos el autobus para cruzar la frontera andandando sellar la salida en tanzania y solicitar el permiso en Kenya. Las mujeres massais nos gritan mzungu, mzungu y nos ensenan sus preciosos collares de shangas para que les compremos algo. Venimos de territorio masai. Ya conocemos bien estos collares.

Cuentas masais
El autobus nos para para comprar agua en el bar de carretera. Una choza de ladrillo y paja.

Bar de carretera


Demasiadas horas mas tarde, llegamos al lobby del Hilton en epleno centro de Nairobi. Rodeadas de altos rascacielos. Venidas de nuestra pequena ciudad de la selva, llenas de polvo, cansadas, hambrientas y sedientas, con dos horas de retraso, un total de siete horas, pero felices de no haber perdido nuestra maleta en alguno de los baches del camino. Nos sentamos en la mesa de la terraza para tomarnos una cerveza Tusker, la que se bebe en Nairobi, mientras esperamos que nos recoja el taxista de confianza que nos manda el hostal. En Africa es facil perderse y la vida vale poco. Es importante dejar siempre rastro de donde se va y con quien. No se cogen los taxis en la calle.

- Camarero:  Desean algo mas las senoras?

- GSC: Si, haga el favor de decirle a nuestro chofer cuando llegue que estamos en la terraza.

- Camarero: Por supuesto, senora.

Victoria estalla en risas.

- Vic: Eres imposible.

- GSC: Oye, hay dos maneras de entender la vida. Una es pensar que es un taxista desconocido en un coche viejo que nos manda nuestro hostal y otra es pensar que es nuestro chofer. Yo siempre miro la vida desde la segunda perspectiva. – y nos morimos de risa saboreando la cerveza despues del interminable viaje.

Nairobi nos saluda con un trafico infernal. Tardamos tres horas en avanzar 15 kilometros desde el Hilton a nuestro hostal en el barrio de Karen, llamado asi por ser la antigua finca de Karen Blixen. En el camino, cuento 17 accidentes de trafico. Victoria se duerme, mientras se le sube la falda y se le baja la camiseta. Y el taxista mira por el espejo retrovisor embobado. Maldita sea esta mujer no tiene conciencia pienso mientras le bajo la falda y le subo la camiseta y hago interminable esfuerzos por darle conversacion al taxista tres horas para no dormirme. Estamos en Nairobi, tambien conocido como Nairoberi (ciudad del robo), una de las mas peligrosas de Africa, con un taxista que no conocemos. Mando un email al hostal desde la blackberry para decirle que ya estamos en el taxi. El hostal llama al taxista para preguntarle porque no hemos llegado y el taxista se excusa contandole lo terrible del trafico. Me siento tranquila. Este es el tipo de seguridades que es necesario construir cuando te mueves por aqui.

Casi a las 12 de la noche llegamos al hostal. Suplicamos que nos den lo que haya para comer y nos ofrecen un sandwich de queso y aguacate. Queso? No me lo puedo creer! Lo comemos de un bocado y nos dirijimos a nuestra tienda en el jardin, que es la opcion mas barata. 10 euros la noche. El cuarto de banio es comunitario.

El hostal, el Wildebeest Camp, es una mezcla entre camping y hotel. Hay habitaciones comunes, tiendas de safari de lujo y tiendas normales en el jardin alrededor de un precioso estanque. Esta situado en el barrio Karen, que es el barrio en el que asentaba la finca de Karen Blixen, la escritora de Memorias de Africa y cuya casa no dista mucho de aqui.

Wildebeest Camp, Nairobi

-GSC: Oye, si lo cierras todo nos vamos a asfixiar! – Le digo cuando veo que cierra la cremallera de la puerta de la tienda.

-Victoria: Pero que dices?

-GSC: No lo se, es normal eso de cerrar la cremallera? Y que pasa con el aire?

-Victoria: Pero como nos vamos a asfixiar? es que nunca has dormido en una tienda? Donde duermes cuando vas de camping?

-GSC: No, nunca. Nunca he hecho camping. Al menos en edad de recordarlo.
Victoria se muere de risa y me promete que no nos vamos a asfixiar. No tengo mas remedio que creerla.

Parece convencida de lo que hace mientras cualga la linterna de un gancho que hay arriba colocado al efecto. Extiendo el saco y mi almohada y abro arrodillada mi inapropiada maleta de ruedas para este viaje, mas propia de las cabinas de un boing que de un camping. Saco la bata de algo que imita a la seda que me presto mi madre y que uso para dormir a diario, porque me recuerda a ella y de alguna forma me siento en casa.

-Victoria: Que haces con una bata? Asi no se duerme en un camping.

-GSC:  Asi me hago la ilusion de que estamos todavia en el Hilton.

Nos reimos mientras yo pienso que no voy a pegar ojo cada vez que oigo pisadas de otros huespedes cerca de nuestra tienda. De repente la lluvia martillea con fuerza la lona de nuestra tienda. No me lo puedo creer. Manana esto va a ser una barca.Coloco el bolso con el pasaporte, el dinero y la medalla de la Virgen del Rocio, para que nos proteja en Nairobi detras de mi cabeza y, misteriosamente, nos quedamos dormidas en cinco minutos, a pesar de la lluvia que se cuela, los pajaros, los sonidos extranios..


TERRITORIO TSE-TSE: SAFARI EN EL RIO TARANGUIRE




Savanna violenta

El guia nos recoge puntual a las seis de la manana, para llegar pronto a Taranguire.

En el camino,  el coche sortea las enclenques vacas que guian los masais que, envueltos en sus brilantes mantas rojas y azules, interrumpen el dorado interminable del bush. La arida savanna despierta sobre las bomas (casas) masais que salpican el paisaje violento. Las bomas, construcciones circulares de paja y adobe, permanecen a una prudente distancia unas de otras, respetando el espiritu individualista y nomada de sus duenos. Tal y como me ha explicado Morris, compruebo que “los pueblos masais”no existen, sino que son un invento para que el turista occidental pueda volver con una foto hecha entre las casitas, en el umbral de alguna choza, mientras luce al cuello el colorido collar de mil shangas (cuentas de plastico, en suajili). Lejos de eso, los masais viven en territories separados, si bien no distantes unos de otros, en los que hay una o varias bomas para cada una de sus mujeres y un pequeno cercado para el ganado. Vacas o cabras.



 Massai boma

Estamos en territorio massai. Los masais, la tribu guerrera del sur de Kenya y el norte de Tanzania, se distingue por su fiereza, que alimentan bebiendo sangre animal y carne cruda, sus numerosas mujeres, sus mantas coloridas, sus sandalias hechas de llantas para resistir la maleza indomita, su hermandad y su soledad. El bush amanece poco a poco y distinguimos a las mujeres de agujereadas orejas que caminan varios kilometros para buscar el agua y cargarlo sobre sus cabezas, los masais que, solitarios caminan hacia algun lugar, los ninos que pastorean con apenas cinco anios entre los cauces secos mas de diez vacas, los jovenes que avanzan pintados de blanco que indican que estan en proceso de preparacion para su circuncision y comienzo de la vida adulta, las ninas de cabezas calvas que cargan con sus hermanos a la espalda, los miembros de la tribu guerrera Sukuma (en suajili, norte) que tambien viven en el norte de Tanzania.

Ninio pastor masai


Pequenas cruces de madera sobre las iglesias de uralita se distinguen aisladas cuando cruzamos los pueblos, como oasis de espiritualidad y paz en la inmensidad del arido paisaje.

Y pierdo la vista camino de Taranguire, observando la vida de esta tribu indomita, que se resiste a perder su identidad y su soledad para someterse a los dictados del imperio de las formas de sociedad occidental.

Me abrocho el cuello de la camisa y me ajusto las mangas cuando el chofer nos avisa que entramos en territorio tse-tse y vuelvo a rociarme de antimosquitos. No quiero que me pique. La mosca contagia la tripanosomiasis o enfermedad del suenio, que provoca, entre otros, trastornos en el sistema central en sus estadios mas avanzados.

El coche descubierto avanza tranquilo entre las acacias y los baobas que salpican la inmesa llanura de Taranguire, bajo el abrasador sol del mediodia, espantando las manadas de gnus que huyen a nuestro paso mientras nos dirijimos en direccion al rio, en busca de los elefantes. Sobre nosotros el cielo azul de Africa moteado de nubes blancas se extiende hasta el infinito, donde se pierde la vista.

En nuestro camino, pasamos junto a las jirafas que, con su elegante paso, nos miran con sofitiscado desden. Miss Tanzania, como las llaman por aqui. 

Jirafas

Las cebras asustonas, cada una con un rayado distinto, como nuestras huellas dactilares, se revuelvan en el barro de las charcas, como los jabalies salvajes para cubrirse de barro y evitar las picaduras de las moscas.

Cebras cruzando

Pumba en la pelicula el Rey Leon



De repente, el chofer para en seco y nos senala lo que andabamos buscando. El leon. Nosotros no vemos nada, pero el coche da marcha atras y el chofer nos senala satisfecho a nuestro lado la manada de bufalos. Fijamos la vista, y ahi esta, magnifico. Nos abrazamos contentos de haber podido verlo!

El leon espera tranquilo a la sombra del baobab mientras contempla agazapado entre los arbustos la manada de bufalos que pasta a escasos metros. Calcula si podria alcanzar alguno despistado. El viento no le ha llevado al bufalo que pasta apartado de la manada el olor del leon, asi que continua rumiando en silencio bajo la atenta mirada del rey de la selva. 

El rey de la selva


Paramos observando los movimientos del leon a escasos metros, bajo un sol africano de justicia que se hace insoportable. Me remango las mangas de la dura camisa que llevo, dejando los brazos  y el cuello al descubierto a pesar de las moscas tse-tse que revolotean. Ya lo pensare manana. Hoy hace demasiado calor. El conductor me da un toallazo en la espalda sin mirar si quiera y se da el tambien un par de toallazos en la suya. Le miro sin dar credito.

-         -  Tenias una en la espalda, pole.

Espero. Maldigo. No siento ningun picor. Respiro de nuevo. Vuelvo a bajarme las mangas con gran pesar.

Un poco mas adelante, el coche avanza, el chofer nos indica una mancha negra y seguimos con los prismaticos el sigiloso paso de la leoparda que avanza sin quitarnos ojo. Y de su cria que la sigue trotando y que la interrumpe a cada paso, correteando entre sus patas para provocarle el juego, saltando para intentar alcanzarle las orejas.

Leoparda y su cria


Bajamos el acantilado que nos lleva al rio y vademos el Taranguire para acercarnos a la manada de inmesos elefantes que se bania en el agua. 

Rio Taranguire


El coche avanza entre ellos, mientras Rashid y yo temblamos de que nos den un orejazo, y nos parece estar en la pelicula Parque Jurasico, pero el chofer se rie. Nunca pasa nada dice sin inmutarse.

Elefantes en Taranguire


Le proponemos al chofer que nos pare en algun punto al atardecer para hacer picnic y poder andar despues del safari en coche. El chofer vuelve a reirse. Es imposible poner un pie fuera. Nos recuerda que no estamos en el Hyde Park londinense con toda la razon. Pero propone llevarnos al safari lodge, desde donde podremos observar la caida del sol. Avanzamos deprisa entre las manadas de monos, dejando rebanios de ciervos a ambos lados del camino.

Monos
Ciervos en el claro


 Nos cambiamos los zapatos e intentamos adecentarnos despues de ocho horas de safari y entramos en la elegante terraza del lodge desde la que se contempla la inmensidad de la savanna violenta.

- GSC: Samahani, ninaomba gin and tonic, tafadhali
- Camarero: Double?
- GSC: Hapana, single. Sin hielo. Por favor.

Como hace ya demasiadas tardes, ginebra keniata y agua tonica para combartir el calor intenso de la savanna. Recostados sobre las sillas de lona del lodge, cada uno en silencio con nuestros prismaticos, observamos la vida salvaje que ocurre frente a nosotros. Perdemos la vista entre las acacias y los enormes baobabs y pienso en la oferta de nuestra oficina en Viena. Rashid y yo somos buenos amigos, por eso hacemos safaris juntos, que es igual que viajar, porque a los dos nos gusta contemplar callados el paisaje sin necesidad de tener que mantener un parloteo incesante.

Safari Lodge


Les ha gustado mi entrevista. Me esperan a medidados de enero. Pienso en Viena, en sus grandes avenidas limpias, ordenadas, extendiendose de un color gris perfecto sobre el Danubio azul. Europa. Ahora tan eficiente se me antoja sin embargo artificial. Se me vuelve a encoger el corazon. Echare de menos el color rojo del sol cuando se derrite sobre la savanna? El azul vivo de las mantas en las que se envuelven los masais? El rosa palido de los flamencos sobre los lagos de Momella? el verde intenso de las hojas de palmera que pueblan las colinas nebulosas de la selva de Meru? Los matices de naranjas y  fucsias que envuelven la silueta recortada de los arboles cuando atardece? El dorado de las planicies salvajes del bush en Taranguire? El marron del barro que cubre las chabolas que se extienden a los lados de la via del tren? El morado de las flores de los arboles de jacarandas? El negro de las noches sin luz? El color blanco de las estrellas sobre la terraza del club? El celeste brillante del cielo despejado sobre el Kilimanjaro…? 

Vuelvo a imaginar los sonidos de Viena. El traqueteo de sus puntuales tranvias, de la opera y de la musica de Mozart en los cafes.  Y ya se que echare de menos el martilleo de los pajaros carpinteros, el bramido de los elefantes, el chocar de las bolas de billar, el sonido extranio de las canciones masais que cantan los ninios en la guarderia bajo mi ventana cada manana y la llamada a la oracion desde las mezquitas cuando atardece. Aprendere a bailar el vals pienso y se que, por alguna razon, cuando baile pensare en Morris y en quien estara bailando esa noche, bajo las estrellas, en la terraza del club. 

Rashid interrumpe sin permiso mis pensamientos.

- Rashid: Cual ha sido tu momento preferido del safari?

- GSC: Avanzar a toda prisa, de pie, sujeta a las barras laterales del coche de safari, con el viento golpeando la cara, entre las manadas de gnus bajo las acacias y sorteando las cebras es algo que no voy a olvidar en mucho tiempo creo... Y el tuyo?

- Rashid: Para mi ha sido el leon, ver un leon. Ojala lo hubieramos visto devorar al buffalo.

- GSC: Tipica respuesta masculina! –Nos reimos.

Cenamos bajo la enorme acacia del New Arusha Hotel y terminamos nuestro safari a lo Hemingway, escuchando la banda de jazz que toca en Hatari Tavern, sobre su jardin tropical. Se acerca a saludarnos Hans, un cazador blanco amigo mio. 

- Hans: Como va tu adaptacion? Te veo muy africana.- Me dice senalando mi camisa verde, el pantalon beige y la pulsera de huesos de gnus en mi muneca.

- GSC: Demasiado adaptada, acabo de llegar de Taranguire, que he ido de safari. Solo me falta beber Konyaki  como veras! ( el Konyaki es el licor local que se vende en bolsas de plastico monodosis, y es una mezcla entre ginebra y colonia S-3, sin acertar en que proporcion cada una)

Konyagi, el espiritu de la Nacion


- Hans: Oh, si me lo hubieras dicho os hubiera invitado a casa a tomar algo. Vivo en una casa sobre un Baobab a las afueras del parque!

Nos morimos de la risa. Solo en Africa se puede dormir en una casa de lujo construida sobre un baobab y contarlo como algo normal. Dios mio. Solo aqui.

baobab, el arbol sagrado


- Hans: Como vas con tus problemas de suenio? La ultima vez que te vi recuerdo que me contaste que no podias dormir y tenias pesadillas. Pero ahora no te veo con muchas ojeras.

Nos reimos mientras le cuento la anecdota que me paso con el farmaceutico de Arusha en las primeras semanas que me era imposible dormir tranquila en Africa. 

-          -Tengo pesadillas por las noches, me cuesta dormir. Algo de ansiedad. Tiene usted valeriana en infusion? Algo que sea natural?- Le pido al farmaceutico hindu de unos cincuenta anios que me atiende.
-          -Donde esta su anillo? No se ha comprometido todavia su novio?.- Me pregunta el  farmaceutico, tocado con su turbante sik, sin responder a mi pregunta, mirando mi dedo anular vacio con la misma asepticidad que le preguntaria a un paciente por los sintomas de su dolencia mientras le examina.  
-          - No, no tengo anillo. No tengo novio.- Contesto sorprendida, casi disculpandome.
-          - Por eso no puede usted dormir bien. Cuando le pongan un anillo de compromiso, vera usted como descansa mas tranquila.- Me diagnostica muy serio.


      No pude contener la risa mientras le miraba sin dar credito.

Pobre hombre – le digo a Hans- si le hace la misma broma que me hizo a mi a cualquiera de las protagonistas de sexo en Nueva York en concreto o a cualquiera treinteanera en Europa sin especificar, no lo cuenta. Podria firmarlo ahora mismo y no me equivocaria que se hubiera tragado, como minimo, medio tacon por la garganta a la misma vez que un sermon sobre la liberacion de la mujer.

- Hans: Y que has hecho entonces? No me digas que te has casado?!

Saco de mi bolso el anillo de zafiros y diamantes falsos que me compre hace tiempo en una de las tiendas de los soportales de la Rue de Rivoli en Paris. Lo llevo siempre conmigo. 

- Hans: Es una tanzanita?! ( La tanzanita es la piedra preciosa de Tanzania, de color azul zafiro)

- GSC: Es una joya de familia…No, hombre! Es falso! Me lo traje de Espana. Un retazo de civilizacion en el Africa negra, quizas. Un amuleto. Algo con lo que podria pagar o dejar en prenda en un aprieto. No se porque lo llevo. Pues mira he probado a ponermelo mas a la misma vez que he hecho un par de safaris, y la verdad que ya he cogido mucho mejor el suenio..!

Nos reimos. 

Hans: Dejame que te diga sin que te ofendas que el farmaceutico tiene razon. Africa es un pais peligroso para una mujer sola. Yo odio irme semanas al bush sin saber si mi mujer esta bien. Antes de irme me aseguro siempre que tiene gente cerca que esta pendiente de ella.

GSC: Ya lo se. Por eso no me importaria vivir aqui, pero con el hombre adecuado. Y pienso para mis adentros en ese hombre adecuado. Mr. Right, como lo llama Morris cuando hablamos de el y le pregunto que donde estara. Y pienso que el termino "adecuado", tiene ahora otras connotaciones que las que tenia en su dia para mi. Cuando no podia comprender muchas cosas. Y ahora se que adecuado significa enamorado de mi, guapa o fea, sana o enferma, rica o pobre. Como lo estare yo, algun dia. Y confiare en el porque mi vida estara en sus manos y la suya en las mias. Y los dos los sabremos. Y adecuado ya no significa una nacionalidad, una religion o una carrera, adecuado significa valiente, trabajador incansable e inconformista. Sera para mi adecuado quien persiga sus suenios y quiera al mismo tiempo que los persiga con el, que comprenda que independencia no significa lejania y que dependencia no es necesariamente debilidad. Y adecuado sera el que piense que yo soy la adecuada, solo por ser yo, sin ningun otro adorno y que si estoy a su lado, lo demas no sera necesario. Y ahora comprendo muchas cosas. Y sonrio recordando las palabras de Morris referidas a la existencia de Mr. Right. "Esta. En algun lugar, en algun momento". Y recuerdo las palabras del Tao, "cuando el alumno esta preparado, aparece el maestro" . Y por alguna extrania razon la existencia de Mr. Right no me preocupa. Algun dia, pienso. Y vuelvo a concentrarme en la conversacion con Hans.

Hans: Asi estamos?! No me lo puedo creer! Te ha picado el dudu?

GSC: Si Hans, el antimosquitos no ha funcionado. Te confieso que estoy perdidamente enamorada de Africa. Sin solucion.


Enamorada de la vida de safari