jueves, 6 de diciembre de 2012

YO TENIA UNA GRANJA EN AFRICA, AL PIE DE LAS COLINAS DE NGONG






"I had a farm in Africa at the foot of the Ngong Hills..."
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“Yo tenia una granja en Africa, a los pies de las colinas de Ngong”
Karen Blixen, Memorias de Africa

El sol de Nairobi nos despierta temprano. Me levanto de un salto y, como siempre he hecho, sea camping, hostal o suite de lujo, salgo de la tienda completamente vestida en direccion a las duchas comunitarias que han dejado de tener misterio para mi.

Nos recoge temprano nuestro taxista, al que hemos elegido como conductor de confianza en Nairobi. Hemos cerrado con el el precio de todo el dia. Nuestra primera parada es la casa de Karen Blixen, al pie de las colinas de Ngong.

Casa de Karen Blixen
Vista desde el jardin de las colinas de Ngong

"Yo tenia una granja en Africa, al pie de las colinas de Ngong..." Asi comienza el famoso libro de la autora Karen Blixen, su libro Memorias de Africa en el que relata los veinte anios que paso en Kenya, cultivando cafe en su finca a las afueras de Nairobi. Enamorandose de esta tierra indomita y salvaje. Creando en su finca escuelas de primaria y secundaria y pagando la hospitalizacion de sus trabajadores enfermos. Luchando contra la mentalidad colonialista de su sociedad. Viviendo al mismo tiempo una vida intensa, de amores fugaces y duraderos. Usando dos sombreros, uno sobre otro, porque pensaba que el sol africano podria derretirle el cerebro. Pintando, escribiendo y cultivando cafe. Transmitiendo en sus lineas una idealizacion del Africa colonial de entreguerras que perdura en nuestro imaginario occidental y que, inmortal, hace que, cuando se evoque Africa, casi involuntariamente, se pronuncia "Yo tenia una granja en Africa..."

Al pie de las colinas de Ngong, llamadas asi porque en masai, Ngong significa "nudillos", y esa es la forma que parecen imitar las colinas que aparecen detras del jardin de Karen Blixen, Victoria y yo comenzamos nuestra visita a Nairobi. La casa de Karen blixen, no nos defrauda. Exactamente igual que la reproduce la mitica pelicula de Meryl Streep, el visitante tiene la impresion de encontrarse en algun lugar que le es tremendamente familiar.

Cuarto del Baron Von Blixen

Cuarto de Karen

Si bien, la maravillosa mosquitera usada en la pelicula, es el unico detalle que no es cierto. Ya que, en Nairobi, no hay mosquitos, y no era por tanto necesaria. 

No defrauda tampoco el hecho de que la casa se encuentre libre del merchandising occidental. Y lo unico que puede comprarse es el libro o una postal. Me alegro de no ver tazas que digan I love Karen. Ninguna decoracion navidenia interrumpe el sobrio estilo de la terraza. Y pienso que en Europa, nos ha devorado el consumismo.

Terminamos con un café en el Karen Lodge, y comprendemos porque se arruino cultivando café. El café es duro y amargo. Pero estamos contagiadas del espiritu de Karen Blixen y nos sabe a tiempos coloniales.

Seguidamente paramos para hacer las compras que quiere Victoria en uno de los centros comerciales en la Ngong road.  Como en cada sitio en el que entramos en Nairobi, la policia comprueba que el taxi no lleva ninguna bomba y nos registran. Luz vede. Nairobi se encuentra en tensa confrotacion con su vecina Somalia y estan bajo amenaza de Al-shabaab, el grupo terrorista que domina la pirateria arabe en el cuerno de Africa. Poca broma. Entendemos el exhaustivo registro.

El centro commercial es una mezcla africana y occidental, solo la decoracion de solitario abeto navidenio cargado de guirnaldas de muerdago rojas y velas doradas que se derriten bajo el sol ardiente nos recuerda que, en alguna parte del mundo, es navidad. Por primera vez, en cuatro meses, vemos tiendas y las recorremos todas alucinadas.

El taxista nos acerca al Museo Nacional de Nairobi, constuido sobre una colina y que muestra la historia de Kenya, desde las primeras incursiones arabes en busca de esclavos negros, la colonizacion inglesa y su independencia, siendo Nairobi el eje central de Kenya. La ciudad fue construida como una ciudad en la línea de ferrocarril entre el estratégico puerto de Mombasa, en el Océano Índico y Kampala, en el lago Victoria. El nombre de la ciudad proviene de su cercania al rio, y asi se la conoce por Enkare Nyorobi, en masai, Nairobi.





"It is not uncommon for a country to create a railway, but it is uncommon for a railway to create a country."
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"No es infrecuente para un pais crear una linea de tren, pero es muy poco comun para una linea de tren crear un pais"

Con estas palabras, define Sir Charles Elliot, la curiosidad de la creacio de la ciudad y la importancia que tuvo esta como centro de rebelion y de lucha en la indenpendencia contra los ingleses.

Nos dirijimos despues al centro de la ciudad. Un conglomerado de rascacielos de aire setentero, con formas trapezoides, octogonales…conforma la ciudad financiera, con reminiscencias al downtown neoyorkino, pero con un indudbale sabor africano.

De alli nos dirijimos al inmeso barrio de Kibra (Kibera), las famosas chabolas que atraviesa la protagonista del "Jardinero fiel". Kibera se extiende sobre una de las colinas de Nairobi, cerca del aeropuerto de Wilson. Nos asombra encontrar videoclub, escuelas y hasta pequenas clinicas, todas en la construccion tipica de uralita y adobe de chabola. 

El barrio de kibera, sobre las colinas de Nairobi


No osbtante, Tanzania es uno de los paises mas pobres. Las chabolas de Arusha, sin luz y sin agua, iluminadas apenas por el keroseno son mucho mas pobres, y no nos sopreden las famosas slums kenyattas, si bien es cierto que en Nairobi, Kibera se extiende hasta el infinito. Y pienso en nuestra navidad occidental y nuestros adornos. Y pienso que hace mucho que no veo ningunos. Y recuerdo las calles atestadas de luces de Nueva York en Navidad. Atestada de tiendas y de gente comprando sin parar. Y por alguna razon me gusta no verlos en Africa, porque se me aparecen ahora, terriblemente artificiales, frente al mundo real que se extiende ante nosotros.

Sentadas en el resturante mas famoso de Nairobi, el Carnivore, con un bufet de mas de treinta tipos de carne exotica, nos reimos cuando el camarero nos ofrece como entrante testiculos de toro. Seguidamente pasan las bandejas de cocodrilo en salsa de ajo. Impresionante.Y asi, se suceden las carnes de avestruz, pavo, terneras, cabras, pollos...Llevamos todo el dia sin comer reservandonos para el gran momento y nos miramos felices de haber resistido. Victoria me confiesa que comer tanta carne le hace sentirse terriblemente masculina. Yo llevo cuatro meses sin probar apenas mas que el pollo porque la carne tanzana es absolutamente dura e imposible de masticar y me alimento a base de aguacates y arroz. Soy una carnivora de corazon y mientras contemplo los fogones al rojo vivo, lloro de emocion saboreando la carne de cocodrilo.

Fogones de Carnivore


De fondo, la cena es interrumpida por los camareros que cantan entre las mesas la cancion de bienvenida africana

Mambo, Hujambo mwana,
Asante, Karibu sana,
Habari gana? Nzuri sana!
Hakuna Matata, Hakuna Matata”


Mambo, Hujambo Mwana...Nos montamos cantando todavia la cancion sin podernos creer que llevamos dos horas comiendo, en direccion a nuestro barrio, Karen, donde estan los locales de moda. Salimos a “Talisman” y “Que pasa?” 

De repente, cambia la cancion y suena en los altavoces en espaniol “Johny, la gente esta muy loca!!!!!! Viva la fiesta!! Viva la Fiesta!!”,  y bailo como una loca abrazada a Victoria al ritmo de la musica espanola. No me lo puedo creer. Es una de mis canciones favoritas. Me recuerda a un gran amigo mio. Intento buscar el wifi del bar para mandarle un email contandole que estan poniendo la cancion en Nairobi, pero no hay red. Ya se lo contare si lo veo, pienso.

En la discoteca hemos quedado con nuestro contacto en Nairobi, Rupert, que es el hijo de uno de los amigos de Morris, y nos invita manana a tomar una copa al Muthaiga Club. El exclusivo club de Nairobi, cuyas paredes silenciosas han sido testigos de las famosas fiestas de orgia y champagne de los aristocratas mzungus de los sesenta, cuya barra del bar sigue restringida a las mujeres. Solo Karen Blixen ha sido invitada a una copa alli.

Rupert, despide a nuestro taxista e insiste en llevarnos el cuando termine la fiesta. Y bailamos en un bar de verdad, despues de cuatro meses en la selva bailando en una pista sobre las palmeras y le contamos a Rupert que nos resulta increible una barra iluminada con bebidas en un aparador y musica mzungu. Y bailamos en la noche nairobita sin parar.

Cuando llegamos al hostal, atravesando la carretera de barro, vadeando los inmensos charcos que cubren el todoterreno de Rupert hasta pasadas las ruedas descubrimos que nuestra ropa esta completamente humeda de la lluvia incesante de esta noche. Camino de la tienda, saltamos por encima de las ranas que la lluvia ha sacado del estanque. La ciudad de las aguas frescas, no cabe duda.

De nuevo, la lluvia martillea constante nuestra tienda humeda, como nuestro saco y nuestros pijamas, mientras que fuera las ranas croan incesantemente, y de nuevo, a pesar de todo, nos quedamos dormidas en cinco minutos.

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