jueves, 6 de diciembre de 2012

PASION EN KENIA: SAFARI EN EL LAGO NAVASHA




Muthaiga Club

- Esta usted casada o vive en Kenya?

Chiste britanico que viene a decir que en Kenya es el único lugar del mundo donde alguien se puede enamorar impunemente.

Tintinea el hielo en nuestras copas de ginebra mientras se derrite poco a poco bajo el caluoroso sol de Nairobi, en la elegante terraza rosada y blanca de Muthaiga, mientras suena de fondo la suave cadencia de las notas del swing. Indolentes, contemplamos perezosos la soleada manana sin pensar en nada como si fueramos hedonistas del happy valley.

Nos ha invitado nuestro amigo de Nairobi, Rupert, kenyata mzungu de pasaporte britanico y corazon africano, que con 29 anios y al frente de su propia compania electrica ha hecho de anfitrion de lujo durante nuestra estancia en Nairobi.

- Rupert: Estaba pensando que podiamos cenar en casa de mi amigos en el lago Navasha, atravesando el valle del Rift. El atardecer es espectacular. Que os parece? No seria mal plan..

Victoria y yo nos reimos dandole a entender que no seria ningun mal plan.

- GSC: Rupert, que querian decir cuando preguntaban si estaban casada o vivian en Kenya?

- R: Se referian a que el hecho de estar casada no se tomaba muy riguroso en Kenya, ya que una cierta parte de la sociedad elitista que residia en Kenya, conocidos como el "happy valley set", que vivian en el valle del Rift y participaban a menudo en orgias y fiestas desmedidas. Y calmaban su aburrimiento en el exilio con numerosas intrigas amorosas. Como en la pelicula "pasiones en Kenya".

- GSC: y ya se ha acabado?

- R: (risas). Bueno, no lo se. Pero fue una epoca dorada. Ahora somos mas convencionales. O quizas ahora ya no nadie se escandaliza por nada.

Rupert se quita los zapatos que ha tenido que usar para entrar en el Club y se pone sus botas de safari. Salimos de Nairobi en direccion a Navasha, y comenzamos a descender la sinuosa carretera que nos lleva al Valle del Gran Rift. La cordillera que atraviesa Kenya, Tanzania y Uganda.

El Gran Valle del Rift

En el camino Rupert nos cuenta que probablemente durante las elecciones pase unos dias en algun resort de la playa. No es seguro Nairobi, las elecciones siempre causan problemas. Ya esta acostumbrado y no lo cambiaria por nada.

Avanzamos lentamente, esquivando los camiones volcados sobre las laderas del precipicio que desciende el Rift. Mientras contemplamos extasiados el arido paisaje. Rupert nos explica los graves problemas de la sequia y la superpoblacion en Africa, ya que, las familias, con mas de siete hijos de media y sin medios, se enfrentan en unos anios a unos problemas de abastecimiento insuperables. Y entonces Rupert tendra que emigrar, porque cuando la gente no tenga que comer, Nairobi sera una ciudad imposible. Condenada a la destruccion. Intento entender sus palabras, cuando todavia no he podido olvidar la idilica imagen del gintonic bajo las acacias.Su mayor preocupacion es que lo secuestren, que cojan su telefono y llamen a su madre pidiendole medio millon de dolares. Pienso que, durante cuatro anios, mi gran miedo era que hubiera dobles espacios, margenes sin justificar y errores tipograficos en alguno de mis contratos.

Dios mio. Europa, que irreal te has vuelto. No te conozco, eres una extrania para mi. Lo sere yo para ti?

 Dos horas mas tarde, bordeamos el lago Navasha, en direccion al palacio de los espiritus. la propietaria me cuenta que el palacio es una copia de un palacio sevillano, ya que sus antiguos propietarios, enamorados de Espana, habian residido en el durante muchos anios. Y me rio y le digo que yo soy de Sevilla, y que sin embargo estoy enamorada de Kenya. O quizas, como en el relato de Coelho, el Alquimista, el pastor tarifenio que va hasta las piramides de Egipto en busca del tesoro con el que suena, y alli se le rebela, que el tesoro descansa bajo el arbol donde pastan sus ovejas en el campo gaditano.

El palacio de los espiritus nos recibe con sus almenas blancas y sus palmeras, con sus salones moriscos y su patio andaluz. Es la copia kenyata de la Hacienda Torre de Dona Maria. Anoto mentalmente hacer seguimiento de que aristocratas ingleses alquilaron la hacienda y poderles mandar a los propietarios la historia de su casa para agradecerles el vino.

Los amigos de Rupert insisiten en que bajemos al lago a hacer picnic para que podamos ver atardecer entre las bandadas de flamencos, antes de la cena.

En silencio, contemplo la hoguera improvisada que hemos creado en las orillas para espantar a los hipopotamos, mientras nos tomamos un vino blanco y la duena de la casa practica su espaniol conmmigo. Les confieso que nunca he visto un espectaculo similar al atardecer en Navasha. De colores morados y rosas imposibles. Dificil de olvidar.

Uno de ellos le pide a Rupert que encienda las luces del coche, ha visto salir un par de hipopotamos del agua y no sabe si el fuego sera suficiente para espantarlos. Pego un salto y me meto en el coche. El hipopotamo es el animal que mas muerte ocasiona en Africa. Es rapido, es inmenso y se enfada con facilidad. Ken, el duenio de la casa se rie.

-Ken: Es la primera vez que ves un hipopotamo?
-GSC: Si, lo siento. Me he asustado.
-Ken: No pasa nada. Ahora haremos un safari de noche mientras terminan la cena para que veais muchisimos hipopotamos.

Cuando el sol se esconde recogemos la hoguera y Ken nos lleva con su coche bordeando el lago y vemos salir mas de veinte hipopotamos que se esconden entre los arboles, corren de nuevo al lago cuando los deslumbramos o se adentran en el bush. De camino las huidizas cebras corren a nuestro lado y apagamos las luces para que se acerquen las inmesas jirafas masais, una variedad kenyata, mucho mas alta que la variedad tanzana. En la carretera todavia esquivamos hipopotamos que cruzan pesadamente. Rupert nos cuenta que la ultima vez que estuvo en el lago se estampo contra una cebra.

Bajo el techo artesonado de la varanda del palacio de los espiritus, tomamos la cena de somosas y pollo hindu con arroz, en silencio, perdida nuestra vista en el lago que se extiende ante nosotros. Nos cuenta que no cambiaran kenya por nada, aunque todos han estudiado en Suiza o en Inglaterra. Pero que no comprenden la vida europea, llena de preocupaciones innecesarias que quitan el tiempo para solucionar las cosas verdaderamente importantes. Y les doy la razon y comprendo que no puedan vivir alli, aunque en cada eleccion tengan que exiliarse. Rupert nos previene del dudu africano en el lago. Dice que quien ha visto el atardecer sobre Navasha ya no puede dejar de volver. Y yo pienso que ya es tarde. Que ya tengo el dudu.

Atardece en Navasha

De vuelta a Nairobi, casi a las dos de la manana, atravesamos el valle del Rift entre la espesa niebla de la noche y la lluvia incesante. Dormiremos poco porque el taxista nos espera a las seis de la manana para llevarnos al autobus. Tampoco puedo dormir pienso, quiero pasar la noche recordando cada momento en Nairobi, para no olvidarlo mas.

Cuando nos despedimos Rupert nos pregunta si nos volvera a ver y le contesto que si. Sin pensarlo. Volvere a Nairobi. Ya se que tengo el dudu y que no puedo remediarlo.





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